En una semana he tenido la suerte de estar con dos personas “famosas”. El primero es Esteban Schroeder, director del film Matar a todos; el segundo es Roy Harley, sobreviviente de Los Andes. No tienen nada que ver uno con otro, pero hago un pequeño comentario del encuentro con cada uno.
A Esteban Schroeder lo vi en el Movie Center en un cine fórum organizado por la UM. El director aclaró que en la película “Nada es verdad, todo es ficción. La historia logra ser verosímil…y eso es lo que me interesa”. Cuando terminó de decir esto alguien del público aclara que Quinteros era real, que el encuentro del cuerpo también. A lo que el director responde: “No hay una conexión con la verdad. Los militares extraditados en Chile niegan todo”. El personaje principal que creo –la fiscala- fue de lo más complicado de hacer, ya que este rol cambia según los diferentes países –Argentina, Chile y Uruguay- por los que transcurre la historia. Además se le preguntó por qué ese nombre –Matar a todos- a lo que respondió: “Cómo se puede definir a una persona que crea armas de destrucción masiva”. Hay mucho más para decir, pero me quedo por acá.
Con Roy Harley estuve en la inauguración del año académico en Del Mar. Por primera vez escuchaba a uno de los sobrevivientes en vivo y directo. Todos conocemos la historia, pero escucharla de uno de los protagonistas eriza la piel. De este testimonio me quedo con muchas cosas de las cuales voy a transmitir dos que, de algún modo, más me llamaron la atención. Primero la inocencia de esos chicos de diecinueve años, que decidieron ir hacia Chile, entre otras cosas, porque en el mapa que tenían estaba pintado de verde. “Teníamos un mapa. Argentina, La Patagonia estaban pintadas de marrón, veíamos una cosa enorme pintada de marrón. Al lado estaba Chile, chiquito, pintado de verde, mucho más lindo. Teníamos el Pacífico, de última nos podíamos dar un baño. Decidimos ir para ahí”. No podía creer lo que estaba diciendo, pero se entiende que fueran para el lugar más lindo en el mapa. Lo otro y lo que más me impacto fue cuando dijo: “Yo ahora veo, teniendo a mi esposa, a mis hijos…, y siento que recibí mucho más en la vida de lo que sufrí en ese momento”. Hablaba con una amiga y llegamos a la conclusión de que si él recibió mucho más, nosotros, que no pasamos por eso, no podemos calcular cuánto recibimos. Nos dio para pensar lo poco que agradecemos, la mayoría de las veces, todo lo que tenemos.
P.D.: Prometo fotos.
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