lunes, 3 de septiembre de 2007

Ánimo para las Ánimas




Fuimos Vicky, Vircky, Josean y yo a la Sierra de las Ánimas. Llegamos a la Sierra y después de una charla con la cuidadora pudimos empezar a subir. Teníamos instrucciones de: no tirar papeles ni cáscaras, no matar ningún bicho (si no recuerdo mal Josean mató dos mosquitos) y no cortar nada (si no recuerdo mal corté un hongo). Durante todo el camino Vicky pasó sacando fotos con mi cámara (aprendió a manejar los tiempos de obturación) totalmente copada. Llagamos a la cima y comimos algo. Después la bajada hasta los Pozos “Azules” o Pozos “Rojos”, creo que fuimos a las rojos, pero como no se notan los colores, no estoy muy segura. Los nombres: Espejo de la Luna, Espejo del Guardián y Espejo de la Cuevita. “Cañadón de los Espejos, un hermosísimo arroyo serrano, de aspecto virgen y selvático. Una verdadera belleza, con sus 8 hermosas piscinas, dónde 3 de ellas que se alimentan unas a otras con cascadas formando una escalera de agua.” http://www.sierradelasanimas.com/
De vuelta en Montevideo fuimos a comer a Medialunas Calentitas.
Un domingo espectacular. Hay que hacer lo mismo pero en el Cerro Pan de Azúcar.
Fotos: con Vicky y Vircky en el Espejo de la Luna, con Josean en la cima de la Sierra.
P.D.: Hoy es el cumpleaños de mi amiga Patricia “Áspera” Vaz Tourem. Pato, muy feliz cumple!!

6 comentarios:

pUbLiFrEaK dijo...

Sí!!! Aprendí a manejar la terrible cámara de Lu!!! Y me gané terrible dolor de cuello por cargarla. ¿Quién se ofrece a darme masajes en el cuello? La pasé genial!!!

Y las medialunas...una delicia. Gracias Josean!

Salú!

mi-tacua-uy dijo...

Lu, ¡muy buena la aventura! Qué se repita.

No te contaré nada nuevo dijo...

Publifreak, el dolor de cuello valió la pena, hay fotos muy buenas.
Las medialunas, espectaculares. Es verdad, gracias Josean.

Mitacuauy, la próxima te invito.

eresfea dijo...

¡Cielos, la Interpol me perseguirá por el crimen doble!

Emma dijo...

ja! me llegaron los cuentos

Arkadia dijo...

Lindo, muy lindo. Me gusta cuando los paseos -aún más si son dolorosos- terminan con comida.