“Uno más que se casa, uno menos en la casa” esto me lo dijeron muchas personas el sábado de noche, día en el que se casó mi hermano Joaquín o Joaqin, según el menú que estaba en las mesas de la chacra donde fue la fiesta. “Vos sos la próxima” esto también lo oí muchas veces, creo que hasta más que lo primero. A esto me defendía diciendo “no, no, la próxima es mi hermana”. Después de que el Padre Jaime los casó en la Iglesia de Punta Carretas, nos fuimos a La rinconada a festejar. La fiesta estuvo increíble, a las 6:30 de la mañana tuvimos que echar a los amigos de los novios, cosa que no fue nada fácil. El DJ que pasaba la música se llevo más de un insulto cuando la cortaba para que se fueran. Bueno, a las 7:00 de la mañana, se terminó el estrés que me provoco el casamiento, y eso que no me casaba yo. Logramos llegar a casa a las 8:00, porque el remis que tenía que buscar a los novios se quedó dormido, y a las 8:05 estaba metida en la cama. Mi estrés se debió a que la modista me termino el vestido como el… y, con mamá, lo tuvimos que desarmar todo y volver a coser, cosa que terminé diez minutos antes de ir a la Iglesia, cuando ya estaba peinada y maquillada. El domingo dormí cinco horas. Nos reunimos con los novios y la familia de Majo, mi cuñada, a comer lo que había sobrado del casamiento. Vimos unas fotos que sacamos con la cámara chiquita y nos fuimos a dormir. En este momento los novios están en Río de Janeiro, disfrutando de las playas.
A los novios les pido una cosa, que le robo a San Josemaría, “que se quieran siempre, que se quieran con el amor ilusionada que se tuvieron cuando eran novios”.
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